NOTAS / ABRIL 2012
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Rodolfo Walsh, a viva voz
Luís Alberto Gómez, categoría 62. Fotografía tomada en 1994
Inauguración muestra fotográfica

Entrevista a Juan Travnik

El martes 17 de abril, se inaugurará "Malvinas. Retratos y paisajes de guerra", un ensayo fotográfico que incluye retratos de ex combatientes y paisajes de las islas. La muestra estará disponibles hasta el 20 de mayo con entrada libre y gratuita.

¿Cómo y cuándo empezó su camino en la fotografía?

El comienzo fue después de abandonar mi primera vocación, que fue la pintura, cerca de los trece años. Empecé medio por curiosidad y me entusiasmó rápidamente alentado por mi padre, un reconocido clarinetista que hacia música de cámara y me impulsó siempre en esas inquietudes por lo artístico.

 

¿Por qué Malvinas?

En principio con este ensayo he tratado de presentar en el campo del arte y la cultura el tema de la Guerra de Malvinas. No para dar explicaciones sobre una guerra -creo que toda guerra es absolutamente inexplicable- sino con el afán de promover alguna forma de reflexión sobre lo que pasó en nuestra historia reciente. Y sobre todo, cómo marcaron estos hechos a quienes participaron de manera directa, especialmente a los que eran conscriptos en aquel momento.
Por eso lo que me interesó fue realizar una serie de retratos que mostraran, desde mi mirada, los rostros de los ex combatientes y que esto colabore a desarticular la imagen colectiva (a mi juicio alejada de la realidad) instalada en la sociedad a través, sobre todo, de los medios masivos de comunicación. Una imagen que frecuentemente termina configurando solo un colectivo en el que se diluye la identidad individual, los aspectos humanos de cada uno.

 

¿De qué modo se contactó con los excombatientes?

De manera personal -explicándoles cuáles eran los objetivos que tenía- y a través de la Federación de Veteranos, primero y de otros Centros de ex combatientes de diferentes ciudades del país, después.

 

¿Recurrió a otras obras de arte sobre Malvinas a la hora de pensar este trabajo?

He tratado de ver y leer lo hecho sobre el tema, pero los aportes de mayor importancia los he ido recibiendo al hacer el trabajo, en el contacto con cada uno de ellos: escuchando sus comentarios, los detalles precisos en algún caso, las anécdotas personales en otros, las interpretaciones de los hechos, las circunstancias, las narraciones.

 

Captar el instante o detalle plantea un paralelo (y una distancia) con un tipo relato construido a partir de los grandes acontecimientos (monumentos). ¿Hay un deseo de contar “otra historia” -más ligada a los protagonistas que a los procesos- a través de estas imágenes?

Más que una idea de “homenaje”, que creo subyace en el tema de los monumentos, el interés ha sido el de acercarme a cada persona y mostrar al ser humano con las huellas que puedan haber aparecido en sus rostros tras haber vivido esa experiencia extrema. Exponer ante el espectador los retratos -hechos años después- de quienes estuvieron en las islas para que nos enfrentemos a esas caras, a esos rostros, y que cada uno de ellos tenga una propia identidad. Que no sean solo “los excombatientes”. Que cada uno sea un nombre, una cara, una persona y no una parte, generalmente anónima, de un colectivo.

 

Alguna vez relacionó la fotografía con el acto poético. ¿Podría explayarse sobre el tema y si es posible, relacionarlo con esta muestra?

Creo que la fotografía tiene un elevado contenido simbólico y poético. Resulta muy difícil lograr que una imagen fotográfica quede anclada en una sola lectura. Las fotografías son, en la mayor parte de los casos, imágenes inasibles y con posibilidad de tener múltiples lecturas.

 

Las marcas en los rostros de los sobrevivientes y los espacios mismos que ya no son campos de batalla (y siguen bajo el control de Inglaterra) nos retrotraen al epílogo de la dictadura militar. ¿Cómo operan la memoria y la experiencia en el desarrollo de este proyecto? ¿Encuentra otros resquicios en el paisaje cotidiano que puedan llevarnos a esa época?

Creo que no hay posibilidad de construir futuro sin memoria sobre el pasado. Sobre todo, cuando en las experiencias históricas más o menos recientes se encuentran estos temas tan relevantes. La dictadura y el terrorismo de Estado y una guerra.
Claramente en este proyecto la idea de memoria está presente, a pesar de que al retratar a los protagonistas, y durante todo el desarrollo del trabajo, las consideraciones sobre lo fotográfico son las que siempre prioricé. Cada uno de los 63 retratos fue seleccionado por los valores que encontré desde ese punto de vista. No hay personajes que aparezcan por un comportamiento particular en las batallas o por pertenecer a alguna unidad. Si fotografié a algo más de 250 excombatientes, la selección fue hecha desde ese punto de vista, considerando los aspectos visuales y la carga expresiva que tenía cada uno como parte de un conjunto.
El paso siguiente fue tomar las imágenes de los paisajes de los campos de batalla que habían visto sus ojos. Registré esos campos de batalla en el medio del frío, de la lluvia y del viento, en el mismo mes de mayo en que se había registrado la mayoría de ellos, pero 25 años después.
Esa fue una de las experiencias más fuertes que he vivido. Después de haber conocido a muchos de quienes habían estado allí, era imposible desprenderse de los relatos escuchados, de los detalles contados. Solo dos imágenes de las que seleccioné de las islas no fueron vistas por sus ojos: la del monumento a la victoria construido por los británicos en Puerto Argentino y la del cementerio argentino de Darwin.
Seguramente hay muchos resquicios en el paisaje cotidiano que aún nos pueden remitir, con el recuerdo, a los años de la dictadura. Algunos pueden ser elementos, edificios o lugares conectados directamente con hechos de aquella época. Otros serán detalles o lugares que individualmente nos puedan disparar el recuerdo de algo vivido por cada uno de nosotros. Y esto será, seguramente, algo difícil de evitar. Creo que cada uno ha aprendido a convivir con estas cosas. No creo que la salida sea el olvido, para nada. La salida, en todo caso, será la justicia y el lento pero inexorable paso del tiempo.

 

El contraste entre presente y pasado también evidencia una elipsis temporal –las historias de vida de los excombatientes específicamente-. ¿Cree que su trabajo puede ayudar a reponer ese vacío?

Espero que pueda aportar algo en ese sentido. Sobre todo que emocione y haga pensar en el vínculo entre quienes no estuvimos en la guerra y el excombatiente, que se ha debatido por años con una indiferencia y una falta de contención muy grandes. Creo que ese es uno de los temas, el vínculo entre nosotros y ellos.

 

¿Experimenta alguna sensación particular al exponer su obra en un espacio como el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, emplazado en la Ex ESMA?

Sentimientos difíciles de describir con palabras y, en un punto, muy encontrados. También por una circunstancia personal un tanto particular: Haroldo Conti fue mi profesor de Educación democrática (así se llamaba la materia en los ’60) cuando cursé mi tercer año del bachillerato en el Colegio Nacional B. Mitre.