NOTAS / AGOSTO 2014
"Los homenajes valen la pena para ponerlos en el presente"
A 40 años del asesinato de Rodolfo Ortega Peña

"Los homenajes valen la pena para ponerlos en el presente"

La frase corresponde a Ramiro Ortega Peña, el hijo de Rodolfo, quien participó junto a familiares del ex secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde, y el padre Luis Farinello del acto en el CCM Haroldo Conti.

Apenas pasadas las 16, la Sala Nicolás Casullo del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti comenzó a poblarse de familiares, amigos, abogados y compañeros de militancia de Rodolfo Ortega Peña, asesinado hace 40 años por la Triple A en pleno centro porteño.

La sala Casullo alberga en sus paredes fotografías de la serie "recorrido por la memoria", que van desde el bombardeo a Plaza de Mayo en 1955 a la recuperación del predio de la ESMA en 2004. Hay por lo menos tres momentos de la vida de Ortega Peña que están retratados en las paredes: la noche de los "Bastones Largos", durante la dictadura de Juan Carlos Onganía; el fusilamiento de los presos de Trelew, en agosto de 1972 -según los archivos recuperados de la Dipba Ortega Peña viajó a Punta Alta para intentar tomar contacto con los sobrevivientes- y la masacre de Ezeiza, en 1973.

Al tomar la palabra, Ramiro, uno de sus hijos, que tenía 8 años cuando asesinaron a su papá el 31 de julio de 1974, sostuvo que "los homenajes valen la pena para ponerlos en el presente" y habló de los temas que quedan por resolver en la sociedad argentina: trabajar en pos de la redistribución de la riqueza, seguir luchando para resolver las desigualdades, vivir en una sociedad más justa.

"Hoy tenemos la posibilidad de construir otros puentes. Vencimos al dolor, a la muerte", dijo Ramiro.

El acto había comenzado con la lectura del poema Homenaje a Rodolfo Ortega Peña, in memoriam a los caídos, de Vicente Zito Lema, que fue declamado por Damián Lamanna Guiñazú. "No está escrito en las paredes de la cárcel / que muerte de las muertes que tanto te / dolieron / creció / hasta hacerse tuya / hasta comerte entero: tu hígado tu lengua / tus manos tu corazón / tu cerebro / pero los sueños no. ¿No los sueños?", reza el texto.

"Tengo el recuerdo de un tiempo que se vivía con una intensidad especial. Había algo en Rodolfo que tenía que ver con la audacia, la entrega sin límites, una capacidad notable que resultaba incómoda. Vivía con celeridad y pasión", recordó Eduardo Jozami.

El director del CCM Haroldo Conti sostuvo que es "imposible" hablar de Ortega Peña sin vincularlo a Eduardo Luis Duhalde, con quien escribió trabajos de historia y compartió también la defensa de trabajadores y de presos políticos en la década de 1960 y 1970.

Jozami consideró que Ortega Peña pensó a la abogacía como una "herramienta al servicio de la lucha popular" y habló de dos momentos en su vida: su participación en la Revista Militancia y su labor como diputado nacional, una banca que ofreció "al servicio de las luchas populares".

Con el asesinato de Ortega Peña en plena calle, afirmó Jozami, los militantes supieron que estaba en ciernes una brutal represión.

"Dicen que el Cid ganaba batallas después de muerto (si es así) su muerte fue el grito de alarma", concluyó Jozami.