Sin ninguna experiencia cinematográfica previa, Orson Welles arribaba en 1939 a Hollywood, poco antes de que la industria cinematográfica estadounidense se transformara en un arsenal destinado a la producción de propaganda bélica. Welles había destacado previamente como un brillante actor y director teatral. A sus veintitrés años había provocado un pánico a escala nacional con su emisión radiofónica de La guerra de los mundos, de H. G. Wells, radiada en la noche del 30 de octubre de 1938, hecho que lo convirtió en una personalidad mediática de la noche a la mañana. Asimismo, el joven Welles había ganado notoriedad con su corta pero fructífera labor escénica en el Mercury Theatre, destacando por sus interpretaciones shakesperianas durante la Gran Depresión al utilizar afroamericanos desempleados y sin experiencia previa en sus adaptaciones de teatro. Así, la RKO, una de las compañías cinematográficas más importantes de aquella época, puso sus ojos en aquel niño prodigio y le ofreció un contrato sin precedentes en la industria del cine como director, actor, guionista y productor.
En 1940, Welles empieza a rodar su primera película, El ciudadano (Citizen Kane), tomando como modelo para su protagonista al multimillonario y magnate de la prensa William Randolph Hearst, que en la película se transformó en Charles Foster Kane. Esta obra maestra de Welles está repleta de significaciones, tanto de orden psicológico como social y moral, las cuales se transformarán en sus principales temas a lo largo de su carrera cinematográfica, al mismo tiempo que prefigura las habilidades técnicas de Welles y su estética.
El ciudadano constituye un excelente análisis histórico y psicológico de la formación de un poderoso plutócrata en una sociedad capitalista, con su egoísmo feroz y su habilidad para hacer dinero, pero también con sus frustraciones íntimas y sus paradojas: un hombre que jamás llegó a disfrutar de una verdadera felicidad a pesar de su inmenso poder. Este recorrido por los laberintos de la condición humana estuvo expuesto en un lenguaje brillante y original, con una potencia expresiva que aprovechaba las lecciones expresionistas que Welles había aprendido por vía teatral, tal como puede observarse en los ángulos de cámara utilizados y en el empleo de la luz.
Pero el talento de Welles enfrentó serias dificultades y obstáculos en Hollywood: su exigencia de tener un control total sobre sus films y su audaz experimentación técnica chocaron con los dueños de los estudios cinematográficos. Abandonó los Estados Unidos en 1948, iniciando un exilio autoimpuesto por otras tierras que lo llevó en 1951 a filmar su potente Otelo en Marruecos. El general Otelo se une a una galería de protagonistas que abundan en las películas de Welles, como Kane, cuyo deseo de creerse dueños absolutos de sus dominios lo lleva a un trágico destino. El lugar elegido para el rodaje, además de las escenas filmadas en Venecia, Toscana y Roma, hacen de este film una de las piezas visualmente más hermosas de su repertorio.
A pesar de su exilio, Welles siguió de cerca la situación interna de los Estados Unidos durante la posguerra, atenazada por una neurosis colectiva que contribuye a explicar, entre otras cosas, el auge durante esos años del llamado cine negro de temática criminal. Sed de mal (Touch of Evil) filmada por Welles en 1958 a su regreso a los Estados Unidos es la mejor muestra de este auge del cine negro y policial de la segunda posguerra. Retomando los temas medulares de El Ciudadano, pero situándolos en otro contexto, Welles realiza una nueva meditación sobre el fracaso del poder y una nueva exhibición de sus raíces expresionistas, demostrando en Sed de mal cómo el ojo de la cámara y el empleo de la luz son capaces de transformar la realidad y convertirla en una pesadilla que disloca la cotidianeidad.
Si bien este último film recibió críticas favorables, para Welles resultó una experiencia amarga, ya que el estudio Universal terminó eliminando varias escenas. En este contexto, Welles decide continuar con sus adaptaciones de Shakespeare y filma Campanadas a medianoche en 1966 en España. En Campanadas a medianoche, Welles quiebra la tradición académica y encorsetada que representaba a Shakespeare, proyectando una sátira mordaz y saludablemente grosera representada en el personaje de Sir John Falstaff. Al igual que muchos de sus personajes centrales, Falstaff está encarcelado en su pasado, ya que se encuentra a medio camino entre dos épocas, la Edad Media y la modernidad. Dicho de otra manera, Falstaff se encamina a la decadencia por los problemas de ser forzado a pertenecer a un nuevo mundo que no es el suyo: un mundo que prefigura el nacimiento de la sociedad capitalista con su nueva ordenación de la vida.
Como señala Román Gubern, la obra de Welles fue un perpetuo reto a las posibilidades expresivas del cine: su muerte en 1985 “significó un hito fúnebre, pues con él desaparecía el fundador del cine moderno”.
El Ciudadano
Un grupo de periodistas y amigos intenta descifrar el significado de las últimas y misteriosas palabras pronunciadas por Charles Foster Kane, un importante magnate estadounidense, antes de su muerte. Ópera prima de Welles, su audacia formal y temática rompe el modelo del cine clásico, constituyéndose en una expresión central de la modernidad cinematográfica.
Dirección: Orson Welles / Guión: Orson Welles, Herman Mankiewicz / Fotografía: Gregg Toland / Dirección de arte: Van Nest Polglase / Montaje: Robert Wise / Música: Bernard Herrmann / Intérpretes: Orson Welles, Joseph Cotten, Everett Sloane, George Coulouris, Dorothy Comingore, Ray Collins, Agnes Moorehead, Paul Stewart, Ruth Warrick, Erskine Sanford, William Alland, Alan Ladd / Productora: RKO, Mercury Theatre Productions
Otelo
El general Otelo es manipulado por uno de sus consejeros, quien le hace creer que su nueva esposa, Desdémona, ha estado teniendo un romance con uno de sus oficiales. Con una impresionante fotografía y una formidable dirección que evidencian la influencia de Eisenstien, Welles vuelve sobre los temas que lo obsesionan: el poder y la traición.
Dirección: Orson Welles / Guión: Orson Welles (basado en la obra de Shakespeare) / Fotografía: Aldo Graziati, Anchise Brizzi, George Fanto, Alberto Fusi, Oberdan Troiani / Montaje: Jenö Csepreghy, Renzo Lucidi, William Morton, Jean Sacha / Música: Francesco Lavagnino, Alberto Barberis / Intérpretes: Orson Welles, Suzanne Cloutier, Micheál MacLiammóir, Robert Coote, Fay Compton, Hilton Edwards, Michael Laurence, Nicholas Bruce, Doris Dowling / Productora: coproducción Estados Unidos-Marruecos-Italia-Francia
Sed de mal
Dos agentes de policía, con distintas convicciones acerca de su trabajo, deben resolver un asesinato ocurrido en la frontera entre México y Estados Unidos. Exponente de la última etapa del film noir, en esta obra Welles muestra la ambigüedad del bien y del mal en un mundo donde los que menos se atienen a la ley son los más humanos.
Apta para mayores de 13 años
Dirección: Orson Welles / Guión: Orson Welles (basado en la novela de Whit Masterson) / Fotografía: Russell Metty / Dirección de arte: Robert Clatworthy, Alexander Golitzen / Montaje: Aaron Stell / Música: Henry Mancini / Intérpretes: Charlton Heston, Janet Leigh, Orson Welles, Marlene Dietrich, Joseph Calleia, Akim Tamiroff, Dennis Weaver, Ray Collins / Productora: Universal Pictures.
Campanadas a medianoche
Mientras Inglaterra se ve sumida en una cruenta guerra civil hacia finales del siglo XIV, el hijo del rey pasa sus días divirtiéndose con su tutor, el viejo y pícaro Sir John Falstaff. Pero la amistad entre ambos será puesta a prueba a medida que avanzan los acontecimientos históricos. Nuevamente, la traición es un eje central en una historia donde los más amorales resultan los más leales y nobles.
Apta para mayores de 16 años
Dirección: Orson Welles / Guión: Orson Welles (basado en las obras de William Shakespeare "Las comadres de Windsor", "Ricardo II", "Enrique IV", "Enrique V", y el libro de Raphael Holinshed "Crónicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda") / Fotografía: Edmond Richard / Montaje: Elena Jaumandreu, Frederick Muller, Peter Parasheles / Música: Alberto Lavagnino / Intérpretes: Orson Welles, Keith Baxter, John Gielgud, Jeanne Moreau, Margaret Rutherford, Marina Vlady, Norman Rodway, Alan Webb / Productora: coproducción España-Suiza-Francia; Alpine Films, Internacional Films.